Mejillones en escabeche casero


Soy muy fan de todo aquello que lleve o se prepare con vinagre: pepinillos, banderillas, piparras, boquerones, bienmesabe… Incluso me enganché a las patatas fritas con vinagre durante una de mis etapas por tierras inglesas. La variedad de patatas fritas de bolsa que tienen en Reino Unido es impresionante; menuda pasión que tienen por las crisps. En fin, ¿a qué venía esto? ah, sí, al vinagre, más concretamente al escabeche. ¿Hay algo más rico que un buen escabeche? Probablemente se os estarán ocurriendo muchas cosas, pero quienes adoren el vinagre y el pescado, que me consta que somos multitud, estarán de acuerdo en que un buen escabeche es lo más.

Mi relación con esta deliciosa salsa se remonta a mi tierna infancia. Cuando era pequeña solía ir a visitar a unas tías de mi madre que cocinaban requetebién y su casa siempre olía a comida, fuera uno a la hora que fuera. O bien estaban preparando o acababan de preparar algún guiso y recuerdo que siempre había un recipiente metálico de color rojo en la encimera de la cocina con unas sardinas o unos jurelos en escabeche. Siempre. Yo veía, casi a la altura de mis ojos, ese líquido rojizo con los pescaditos tan bien colocados, todos pegaditos, uno al lado del otro, y olía tan bien… «Un día aprenderé a hacer eso anaranjado con pescaditos», me decía.

Pues sí, al final aprendí y también se ha convertido en un clásico en mi casa, sobre todo cuando llega el fin de semana y apetece tomar unos buenos mejillones de aperitivo o como entrante. 

¿Quién me iba a decir a mí hace taitantos años que en veinte minutos se podía hacer ese líquido anaranjado tan rico?

Mejillones en escabeche casero

  • Raciones: 2
  • Tiempo de preparación: 20 minutos
  • Dificultad: fácil. Para cocinillas que sepan abrir mejillones y les apasione el vinagre.

Ingredientes

  • 250g mejillones
  • 1 taza/cup de vino blanco
  • 100 ml AOVE
  • 3 dientes de ajo laminados
  • 150 ml vinagre de manzana
  • 1 cucharadita de pimentón dulce o picante (según vuestro gusto)
  • 1 hoja de laurel
  • 1/2 cebolla morada
  • perejil fresco

Instrucciones

  1. Limpiar los mejillones (lavarlos, quitarles las barbas, limpiar un poco la cáscara) y echarlos en una cazuela con una taza de vino blanco. Poner a fuego fuerte, tapar y esperar a que abran. Retirar del fuego.
  2. Separar la carne de los mejillones de su cáscara y quitar las barbas (siempre queda alguna rebelde por ahí).
  3. En una cazuela mediana, saltear los ajos con el aceite a fuego medio.
  4. Añadir el laurel y el pimentón al aceite. Dejar que se cocine un minuto.
  5. Añadir el vinagre. Llevar a ebullición y mezclar bien.
  6. Añadir los mejillones, mezclar y volver a llevar a ebullición. Retirar del fuego.
  7. Cortar la cebolla morada en tiras.
  8. Servir los mejillones con perejil picado y unas tiras de cebolla morada.

Notas

  • Si os gusta mucho el picante, echadle una guindilla al aceite para darle un poco de vidilla.

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